El Delfín.
Los delfines miden
entre 2 y 9 metros de largo, con el cuerpo fusiforme y la cabeza grande, tienen
el hocico alargado y un solo orificio en la parte superior de la cabeza, que utilizan como contacto del aire
o agua con su sistema respiratorio interno, están entre las
especies más inteligentes que habitan el planeta. Se encuentran
relativamente cerca de las costas y a menudo interactúan con el ser
humano. Los delfines son animales sociales que viven en
grupos familiares, en lugares con una gran abundancia de alimentos.
Pelicula: Dando La Nota
Becca es una chica apenas
social, que no tenía casi amigos, quería centrarse sobre todo en
su carrera como DJ, sin embargo sus padres se interponen en su camino,
nunca la dejan que sueñe, y obligada se dispone a vivir su primer año de
universidad, sin apenas energía, se unió a un club de canto acapella, este
está formado solo por chicas, que tenían diversas dificultades para alcanzar
los tonos de voz que los chicos consiguen sin apenas esfuerzo, este grupo está
formado por chicas de todo tipo, malas, buenas, marginadas, pijas... Pero todas
ellas con algo en común, su eterno amor hacia la música, el grupo de canto ha
sido siempre muy tradicional, y el reto de Becca será cambiar toda la lista
de canciones a algo más actual con el fin de ganar los nacionales, y convertirse
en las campeonas.
http://www.youtube.com/watch?v=Ls1paWnw634
Cuento: El Conde Lucanor
Yo, don Juan, hijo del infante don Manuel, adelantado mayor del Reino de Murcia, escribí este libro con las más bellas palabras que encontré, entre las cuales puse algunos cuentecillos con que enseñar a quienes los oyeren. Hice así, al modo de los médicos que, cuando quieren preparar una medicina para el hígado, como al hígado agrada lo dulce, ponen en la medicina un poco de azúcar o miel, u otra cosa que resulte dulce, pues por el gusto que siente el hígado a lo dulce, lo atrae para sí, y con ello a la medicina que tanto le beneficiará. Lo mismo hacen con cualquier miembro u órgano que necesite una medicina, que siempre la mezclan con alguna cosa que resulte agradable a aquel órgano, para que se aproveche bien de ella. Siguiendo este ejemplo, haré este libro, que resultará útil para quienes lo lean, si por su voluntad encuentran agradables las enseñanzas que en él se contienen; pero incluso los que no lo entiendan bien, no podrán evitar que sus historias y agradable estilo los lleven a leer las enseñanzas que tiene entremezclados, por lo que, aunque no lo deseen, sacarán provecho de ellas, al igual que el hígado y los demás órganos se benefician y mejoran con las medicinas en las que se ponen agradables sustancias. Dios, que es perfecto y fuente de toda perfección, quiera, por su bondad y misericordia, que todos los que lean este libro saquen el provecho debido de su lectura, para mayor gloria de Dios, salvación de su alma y provecho para su cuerpo, como Él sabe muy bien que yo, don Juan, pretendo. Quienes encuentren en el libro alguna incorrección, que no la imputen a mi voluntad, sino a mi falta de entendimiento; sin embargo, cuando encuentren algún ejemplo provechoso y bien escrito, deberán agradecerlo a Dios, pues Él es por quien todo lo perfecto y hermoso se dice y se hace.
Terminado ya el prólogo, comenzaré la materia del libro, imaginando las conversaciones entre un gran señor, el Conde Lucanor y su consejero, llamado Patronio.
Cuento: El Conde Lucanor
Yo, don Juan, hijo del infante don Manuel, adelantado mayor del Reino de Murcia, escribí este libro con las más bellas palabras que encontré, entre las cuales puse algunos cuentecillos con que enseñar a quienes los oyeren. Hice así, al modo de los médicos que, cuando quieren preparar una medicina para el hígado, como al hígado agrada lo dulce, ponen en la medicina un poco de azúcar o miel, u otra cosa que resulte dulce, pues por el gusto que siente el hígado a lo dulce, lo atrae para sí, y con ello a la medicina que tanto le beneficiará. Lo mismo hacen con cualquier miembro u órgano que necesite una medicina, que siempre la mezclan con alguna cosa que resulte agradable a aquel órgano, para que se aproveche bien de ella. Siguiendo este ejemplo, haré este libro, que resultará útil para quienes lo lean, si por su voluntad encuentran agradables las enseñanzas que en él se contienen; pero incluso los que no lo entiendan bien, no podrán evitar que sus historias y agradable estilo los lleven a leer las enseñanzas que tiene entremezclados, por lo que, aunque no lo deseen, sacarán provecho de ellas, al igual que el hígado y los demás órganos se benefician y mejoran con las medicinas en las que se ponen agradables sustancias. Dios, que es perfecto y fuente de toda perfección, quiera, por su bondad y misericordia, que todos los que lean este libro saquen el provecho debido de su lectura, para mayor gloria de Dios, salvación de su alma y provecho para su cuerpo, como Él sabe muy bien que yo, don Juan, pretendo. Quienes encuentren en el libro alguna incorrección, que no la imputen a mi voluntad, sino a mi falta de entendimiento; sin embargo, cuando encuentren algún ejemplo provechoso y bien escrito, deberán agradecerlo a Dios, pues Él es por quien todo lo perfecto y hermoso se dice y se hace.
Terminado ya el prólogo, comenzaré la materia del libro, imaginando las conversaciones entre un gran señor, el Conde Lucanor y su consejero, llamado Patronio.